Apenas ayer...
Apenas ayer...
Estaba en esa escuela, que al principio fue un dolor de muela, por eso de ser zurdo y escribir de la forma que para mi era más fácil leer, de derecha a izquierda. Si apenas ayer mis compañeros de escuela, eran los amigos del barrio, esos con los que jugabas a diario y las niñas esa pesadilla que parecía una pastilla, difícil de tragarse, pero en poco tiempo se transformaron en esas flores que con sus aromas y colores alegraban nuestro existir...
Apenas ayer, cruzar ese portón, era una alegría para el corazón, porque te encontrarías con esos amigos y compañeros inolvidables. Subías esas gradas con una gran ilusión y el bolsón lleno de sueños y esperanzas.
Si apenas ayer, cada lección, estaba cargada de esa emoción de aprender y descubrir, cosas que no conocías. Ah esos días de escuela, donde los lunes cívicos eran una oración a la patria y quien era abanderado se sentía más que honrado.
Si apenas ayer, escribí en esa escuela mis primeras historias, que estaban cargadas de esas memorias que eran fácil recordar, porque acababan de pasar. Y mis primeros versos, esos que brotaban a raudales del corazón de ese niño, que con su timidez y testarudez, se negaba a que alguien siquiera sospechara que el los escribía; si tropezaba con la ortografía, pero madre mía, ellas los aplaudía, como si fueran sublime poesía.
Apenas ayer, mi maestra, nuestra maestra inolvidable, era como una madre consejera, a quien llamábamos la mama Rosa 🌹, porque nuestros ojos de niños así la veían.
Si apenas ayer, mi mundo era esa escuela y los callejones de esa barrio que recuerdo a diario porque allí se escribieron los renglones más sublimes de mi existencia.
Oxwell L’bu copyrights 2022
Fotos: Julia Castellanos
#Memoriasdemiescuela
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