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“La maestras sustituta”

 “La maestra sustituta” (Luz Rebeca de Flores) Recién iniciaba el ciclo escolar y la maestra titular, no pudo continuar por una enfermedad… La seño Rebeca, como la llamábamos, llegó sin paracaídas pero fue en particular para mi, como ese salvavidas, que llega en el justo momento. Era una mujer delgada, de trato muy amable y una vocación por su profesión envidiable.  Llego justo el año en que a los pocos días de iniciar clases estas se suspendieron, debido el terremoto que sacudió al país aquel 4 de febrero de 1976.  Ella supo llevarnos en esa transición, en la que debido a los daños estructurales sufrió la escuela( Darío Gonzalez)por lo que tuvimos que compartir aulas y tiempo con los alumnos de la escuela Primero de Julio y luego en las recordadas galeras(Las aulas Butler)  construidas por USA. El resto el año recibimos las clases en dichas aulas y ella a pesar de la dificultades para transportarse a la colonia,(pues vivía en la avenida Selena Z. 1) nunca faltó. Ell...

La escuelita

 “La escuelita” Un lugar que guarda vivencias… Lo he de confesar, cuando mamá me llevo por primera vez a ese lugar, no quería entrar, pero con el tiempo me llegue a encariñar… Si al principio la escuela fue un dolor de muela, porque no me supe aplicar, pero siempre fue el lugar, donde a los amigos podía encontrar. Entrañables amigos de infancia, que se han quedado en la distancia y sin embargo los sigo llevando en el corazón. Allí viví aquella primera ilusión, ese amor infantil a quien le hacía tarjeteras con colores de guipil, dibujos mal logrados y versos copiados. Ese primer sentimiento, que no pasó del intento y aún lo siento. La escuelita y esa aula bendita, donde no solo fui saliendo de mi ignorancia, sino también donde transcurrió parte de mi infancia. La escuelita esa tierra bendita, de mis juegos y ocurrencia, donde aprendí de letras y ciencia y hoy es como ese templo al que de vez en vez se vuelve no solo para recordar, sino también para agradecer… Oxwell L’bu copyrights ...

“Esos distintivos escolares”

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 “Esas distinciones que recibí en la escuela” No he de negar, que los primeros años de escuela fueron como un verdadero dolor de muela… En aquellos años, cuando los juegos llamaban mi atención, en el que el fútbol era mi pasión, ir a la escuela era como un castigo, más de algún compañero fue testigo de mis capiusas y esas escaramuzas. Aprendí a leer y a escribir muy rápido, incluso antes de empezar las clases, pero no me aplique, porque no le encontraba razón el estar repitiendo la misma lección; me aburría y de repente nadie sabía a donde me había ido yo.  Todo aquello me hizo acreedor a los distintivos con que se etiqueta a quien no es el mejor. Pero yo, ni lento ni perezoso, le arrancaba las hojas a los cuadernos, me capiusaba para irme a lo en verdad me interesaba explorar la naturaleza(en los barrancos) y jugar. Lo de ser zurdo tampoco me vino a ayudar, pues al parecer serlo no iba de acuerdo con la uniformidad. Creo que por no querer tolerarme un año más, mis primeras ma...

“Cuando las chicas de la Darío fueron campeonas”

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 “Cuando las chicas de la Darío fueron campeonas” En aquella escuelita, se tejieron tantos sueños, con esfuerzos e ilusiones, que aún en las vacaciones no se dejaba de soñar y trabajar para un día cristalizar dichos sueños. De nuestros maestros adquirimos, no solo conocimientos, sino también los cimientos para construir la base de aquellos sueños, así como la inspiración que fortalecía la voluntad y el corazón. Tanto en las clases ordinarias, como en el deporte, el arte, la música, la poesía nuestros maestros nos impulsaban y capacitaban para alcanzar la excelencia. Así fue como en 1982, un grupo de chicas, inspiradas y apoyadas, por la maestra de educación física, seño Andrea Carlota Ortiz de Reyes(quien sustituyó, luego de fallecer a quien fuera la maestra de educación física por muchos años), después de mucho esfuerzo y entrenamiento, incluso fuera de horario, llegaron a ser campeonas a nivel Inter escolar de la republica en mini baloncesto en septiembre de dicho año. Dicho even...

“Cesar Mesias”

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   “Mi amigo Cesar” Si hay un tesoro en esta vida, que se multiplica  con el tiempo, entre más se da, es el da la amistad, cuando en esta hay lealtad y  una profunda solidaridad. A Cesar Estuardo Mesías Castillo, tengo a toda esta vida de conocerle, pero no me alcanzaría, para agradecerle, el haber acompañado mis juegos y mis ocurrencias, en aquellas cuadras de la Colonia que fueron nuestros campos de recreos y aventuras. Estudiamos en la misma escuela y en la misma clase, más de alguna vez nos capiusamos y nos imaginamos en un campo de fútbol, con público y hasta escuchamos la narración, cuando corríamos detrás de un balón. Y es verdad, con Cesar tengo una deuda, en proporción a su amistad y a su eterna cordialidad... Cuando evocó todos esos recuerdos, me lleno de gratitud y alegría, pues todas esas vivencias no hubieran sido iguales sin su compañía. Pasamos de niños adolescentes y si que éramos dementes, aprendimos a bailar, más de una vez pretendimos conquistar el...

“Incrustada en la memoria”

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   “Incrustada en la memoria…” Hay quienes pusieron la pluma en nuestras manos, para que empezáramos a escribir nuestra propia historia, son las mismas que se quedaron incrustadas en la memoria… Los maestros. Si, a esa mujer la llevo en mi memoria, junto a ella escribir capítulos sublimes de mi historia, la cual iluminó con sus palabras.  Palabras que fueron lecciones de vida, que hasta hoy siguen teniendo vigencia y las cuales se apoyan en la experiencia. A la mamá Rosa(con todo el cariño y respeto) como la llamábamos, es de esas maestras cuya autoridad, no la da la imposición y tiranía, sino ese gran alegría a su vocación. No, yo no tuve elección, fue la vida quien  la puso en mi camino y cambió mi destino, al igual que el de muchos niños a quienes ella en las aulas formó. Rosa Ortiz de Morales, la maestra inolvidable, esa mujer que supo incrustarse en nuestras memorias y en el corazón. Oxwell L’bu copyrights 2023 P.D. Simplemente Miguel… #maestra

“El suéter rojo”

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 “Ese suéter rojo” En esos años, en la Colonia, habían dos escuelas, la Darío González(en jornadas matutinas y vespertina) y la Primero de Julio, que por las tardes se llama Francisco Marroquín, la Adrián Inés Chavez era aún un campo de juego. La alegría de la patojada jugando y retozando, se interrumpida por la escuela. Y allí se veía a los niños por las calles de la colonia, caminando presurosos rumbo a la escuela, unos atravesando los campos polvorosos de fútbol y otros rumbo a la loma. Todos vestidos en blanco y azul, que eran los colores típicos de las escuelas públicas en Guatemala. Eran los años setentas, con todo el colorido de la moda hippie y esa música reflexiva sonando en las radios, tanto en inglés como en español, los jóvenes usando sus pantalones acampanados, a veces exagerados, de cintura baja y las playeras plagadas de leyendas o con dibujos con un Paz y amor. Fue por esos años en que un grupo de maestras de la escuela Darío González, deciden darle un toque diferen...